LOS CANADIENSES ESTÁN FURIOSOS CON TRUMP

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Los canadienses están furiosos con el presidente estadounidense Donald Trump por su plan de importar medicamentos desde su país y algunas organizaciones de pacientes y partidos políticos reclaman leyes para evitar el desabastecimiento o el encarecimiento de sus medicinas.

El plan de Trump permitiría a los Estados federales, proveedores mayoristas y farmacias importar medicamentos más baratos desde Canadá.

Si bien el plan está lejos de implementarse y aparenta ser más una amenaza para que los laboratorios estadounidenses bajen sus precios, los canadienses están furiosos e indignados, además de preocupados, porque la iniciativa podría exacerbar la escasez de medicamentos y aumentar los precios internos.

Los principales periódicos de Canadá han estado salpicados en las últimas semanas con editoriales criticando el plan.

"Donald Trump, mantén tus manos alejadas de nuestras drogas", escribió el Globe and Mail. "Bienvenido -agregó el periódico- al paraíso socialista de Canadá, señor Trump".

Partidos de oposición y asociaciones de pacientes han reaccionado rápidamente ante los anuncios de Trump, mientras que algunos expertos le sugieren al gobierno canadiense que aplique aranceles de exportación a los medicamentos, si avanza el plan del presidente estadounidense.

La ministra de Salud, Ginette Petitpas Taylor, se ha comprometido públicamente a "garantizar que no haya efectos adversos en el suministro o el costo de los medicamentos recetados en Canadá", en respuesta a la oposición parlamentaria y las OnGs que reclaman medidas más contundentes que las promesas oficiales.

El Nuevo Partido Democrático de Canadá (centro izquierda) pidió al gobierno federal del Primer Ministro Justin Trudeau del Partido Liberal que convoque al Parlamento, en receso por vacaciones de verano, para tratar con urgencia proyectos que bloqueen la propuesta de Trump.

La Best Medicines Coalition de Canadá también pidió una reunión de emergencia del Parlamento de Ottawa para tratar proyectos que frenen o limiten la eventual importación desde Estados Unidos. 

John Adams, presidente de la OnG que se presenta como “una alianza nacional de organizaciones de pacientes con un objetivo compartido de acceso equitativo y consistente para todos los canadienses a medicamentos seguros y efectivos”, aseveró que “los canadienses se pueden quedar sin medicamentos”.

La forma más conveniente para que Canadá detenga el plan de Trump sería aplicar aranceles de exportación e incluir los medicamentos recetados en su "lista de control de exportaciones", una especie de lista de vigilancia que requeriría que los exportadores obtengan permiso de Canadá antes de enviar medicamentos a través de las fronteras, dijeron varios expertos a STAT.

La lista se utiliza principalmente para evitar la exportación de armas mortales. Sin embargo, Canadá ha utilizado la lista en ocasiones precedentes para proteger cierta clase de maderas e incluso la mantequilla de maní.

"Poner un bien particular en la lista de control de exportaciones es relativamente rápido y fácil", dijo a STAT Geoffrey C. Kubrick, socio de la firma de abogados canadiense McMillan.

Si bien el gobierno de Justin Trudeau tiene poder unilateral para controlar las exportaciones, el Parlamento también podría aprobar una ley que prohíba explícitamente las exportaciones de medicamentos.

Los diputados canadienses veteranos ya están familiarizados con este tema: el Parlamento de Ottawa casi aprueba una ley similar en 2005 después de que el Congreso de Estados Unidos aprobó una ley que le otorgaba al secretario de Salud el poder de autorizar la importación de drogas desde el vecino del norte.

Ese proyecto de ley facultaba al ministro de Salud de Canadá para "prohibir la exportación de una droga o clase de drogas" si el gobierno determinaba que tales exportaciones podrían conducir a una escasez en el mercado interno. La propuesta finalmente no se votó porque el partido gobernante perdió el poder y el Parlamento se disolvió.

Si bien la posible importación de medicamentos canadienses es popular entre los consumidores estadounidenses (una encuesta reciente encontró que al 80% de los encuestados les gustó la idea), el éxito del plan dependerá en gran medida de la disposición de los mayoristas, tanto en Estados Unidos y Canadá, como de los minoristas, a instrumentar el proyecto, que presenta aristas polémicas.

Los mayoristas, en particular, tendrían que decidir que les conviene romper o renegociar contratos con compañías farmacéuticas que a menudo prohíben expresamente la exportación de medicamentos vendidos para consumo canadiense y las ventas de medicamentos en territorio estadounidense que originalmente no fueron empacados para el mercado interno.

"La razón por la que hacen esto es porque hay una gran diferencia en el precio mayorista de un medicamento fuera de Estados Unidos en comparación con el interior de Estados Unidos”, afirmó Neeraj Sood, profesor de la Universidad del Sur de California, estudioso de la cadena de suministro de medicamentos. "Está escrito para evitar la importación", explicó.

Las primeras señales muestran que los mayoristas están menos que ansiosos por renegociar estos contratos: Healthcare Distribution Alliance, el grupo de presión de Estados Unidos que representa a los distribuidores, ha opinado sobre el plan de Trump que "simplemente no vale la pena el riesgo".

Luego, existe la posibilidad de que la amenaza de la importación les brinde a los estados, mayoristas y farmacéuticos la posibilidad de negociar mejores condiciones con los fabricantes, lo que hace improbable que tengan la necesidad de importar medicamentos al contar con una herramienta para presionar por rebajas.

El gobernador de Florida, Ron DeSantis, por ejemplo, reveló que los fabricantes de medicamentos se acercaron a su oficina después de que comenzó a impulsar una ley de importación para vender medicamentos a un precio más barato en su Estado.

Steve Morgan, profesor de la Universidad de Columbia Británica, predice que, al menos a corto plazo, la estrategia de Canadá será "una espera vigilante".

Según su racionamiento, incluso si Trump avanza con su plan y Canadá no responde, los contratos y las prácticas comerciales existentes hacen que sea casi imposible enviar medicamentos recetados a través de la frontera.

Los intentos de hacerlo, dijeron los expertos, podrían dar como resultado que las compañías farmacéuticas cancelen los contratos con los mayoristas, los mayoristas cancelen los contratos con las farmacias y los farmacéuticos sean llamados ante juntas de revisión médica.