OMC: SIGUE ESTANCADO EL DEBATE POR PATENTES MIENTRAS CRECE LA PRESIÓN MUNDIAL

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El Consejo de los ADPIC de la OMC sigue estancado en el intento de consensuar la exención de los derechos de propiedad intelectual durante la pandemia solicitada por India/Sudáfrica y un centenar de países entre los que figura Argentina, mientras se intensifica la presión mundial contra los países desarrollados que bloquean la propuesta.

Más de 400 organizaciones estadounidenses y 115 miembros del Parlamento Europeo manifestaron su apoyo a una exención de los derechos de propiedad intelectual de los productos COVID-19, que se debate en la OMC.

La propuesta encabezada por Sudáfrica e India cuenta ahora con el copatrocinio de Kenya, Eswatini, Mozambique, Pakistán, Bolivia, Venezuela, Mongolia, Zimbabwe, Egipto, el Grupo Africano y el Grupo de los PMA (Países Menos Adelantados)

Los siguientes países también acompañaron la propuesta durante la última reunión del Consejo que no pudo romper el bloqueo: Jamaica en nombre del Grupo ACP (62 miembros) Afganistán, Argentina, Bangladesh, Camboya, Sri Lanka, Honduras, Cuba, Nepal, Nicaragua, Nigeria, Indonesia, Túnez, Malí y Mauricio.

El Estado del Vaticano también presentó una declaración apoyando la propuesta de exención.

La propuesta es impulsada también por organizaciones humanitarias como Amnistía Internacional (AI), Human Rights Watch (HRW) y Médicos sin Fronteras (MSF) que denuncian la desigualdad en la vacunación: en países más pobres la inmunización no arrancó o lo hizo lentamente, mientras que los más ricos inoculan de forma masiva desde fines de 2020.

Estados Unidos, Canadá, Suiza, Noruega, Singapur, Japón, Australia y el Reino Unido continuaron oponiéndose a la propuesta.

Chile, China y Colombia, además de algunos países desarrollados, destacaron la necesidad de más discusiones basadas en evidencias en el Consejo de los ADPIC sobre la propuesta de exención.

Sudáfrica volvió a defender la propuesta afirmando que “no podemos volver a poner el virus en la botella, simplemente no podemos volver a la vieja normalidad”.

Sudáfrica compartió algunas estadísticas: según los datos disponibles, Estados Unidos, el Reino Unido y la UE representan alrededor del 30% de los 200 millones de vacunas administradas a nivel mundial, y los países que se oponen a la propuesta de exención de propiedad intelectual representan el 60% de las vacunas COVID-19 administradas a nivel mundial.

Según se informe sudafricano, “solo 10 países han administrado el 75% de todas las vacunas COVID-19 y más de 113 países aún no han recibido una sola dosis".

Algunos países citaron una declaración reciente de Adar Poonawalla, director ejecutivo del Serum Institute of India, el mayor productor de vacunas del mundo, que dijo a The Guardian que hay suficiente capacidad de fabricación de vacunas en el mundo y que la ampliación de la producción es el problema principal.

Los países que utilizaron estas declaraciones buscaron refutar el argumento de que los laboratorios propietarios de vacunas han retenido los derechos de licencia a los fabricantes. “Esto demuestra que la propiedad intelectual no ha sido una barrera hasta ahora, razonaron los países opuestos”, dijeron voceros  de países desarrollados que participaron de las discusiones.

La iniciativa, que se debatirá nuevamente en la OMC el 10 y 11 de marzo, contempla una exención de patentes "hasta que haya una gran vacunación a escala global y la mayoría de la población mundial esté inmunizada".

Pero los miembros de la OMC toman decisiones por consenso y en ese sentido no se prevé alcanzar un acuerdo por la fuerte oposición de la UE y Estados Unidos, países donde tienen sus casas matrices grupos farmacéuticos como Pfizer, BioNtech, Moderna y Johnson & Johnson, entre otros.

"Varios países reiteraron su oposición a la propuesta de exención, y señalaron que no hay indicios concretos de que los derechos de propiedad intelectual hayan sido una barrera genuina para acceder a los medicamentos y tecnologías relacionados con el coronavirus y que la propiedad intelectual era solo un aspecto de muchos que afectaron la fabricación y distribución de las nuevas vacunas", señaló la OMC al resumir esta postura.

La Federación Internacional de la Industria Farmacéutica (Ifmpa), organismo que funciona como "lobby" de los grandes laboratorios multinacionales, comparte esta mirada: “la propiedad intelectual impulsa un modelo de negocios muy innovador. No habríamos tenido la posibilidad de avanzar tan rápido en el desarrollo de tratamientos o vacunas sin el sistema de propiedad intelectual", declaró su director general, Thomas Cueni.

El pedido de exención de patentes de las vacunas "no aumentaría el suministro a corto plazo porque pasan por alto la complejidad de la fabricación de vacunas e ignoran hasta qué punto los fabricantes, las farmacéuticas y las naciones en desarrollo ya cooperan para aumentar las capacidades de vacunación", dijo el directivo a la cadena alemana Deutsche Welle.

Por el contrario, las organizaciones humanitarias y de la sociedad civil exigen al presidente estadounidense Joe Biden y a la UE que revean su postura antes del próximo debate en el Consejo de los ADPIC de la OMC.

Más de 400 organizaciones estadounidenses y 115 miembros del Parlamento Europeo manifestaron su apoyo a una exención de los derechos de propiedad intelectual de los productos COVID-19, en los últimos días.

El grupo multipartidista de 115 eurodiputados emitió una declaración instando a la Comisión Europea y al Consejo Europeo a abandonar su oposición a la exención de los ADPIC.

“Hay que tener en cuenta todos los fondos públicos que hemos dado para el desarrollo de estas vacunas —la mayoría de dinero, de hecho ha sido público—, y que ahora las compañías farmacéuticas son las que tienen las patentes y ganan dinero con ellas. Eso, simplemente, no es correcto, porque solo podemos resolver esta crisis si tenemos vacunas para todo el mundo. Esto significa que queremos liberar las patentes y queremos incrementar la producción sin estar atados por un par de compañías farmacéuticas. Esa es la mayor batalla política que todavía tenemos que tener con la Comisión”, propuso el eurodiputado neerlandés Bas Eickhout, uno de los líderes del Partido Verde.

“La UE tiene la responsabilidad política de permitir que cualquier país produzca libremente herramientas de salud esenciales, en particular vacunas, para controlar esta pandemia sin precedentes. Es hora de que sus líderes se comprometan a compartir sin obstáculos la tecnología con los fabricantes de los países de ingresos bajos y medios", expresó el titular de Médicos Sin Fronteras (MSF), Christos Christou, en un comunicado.

También organizaciones de la sociedad civil y algunos legisladores demócratas pidieron al presidente Joe Biden que se diferencie de su predecesor, Donald Trump, y respalde la exención temporal de los derechos de propiedad intelectual de las vacunas y medicamentos COVID.

La congresista demócrata Jan Schakowsky dijo que ella y otros 29 miembros del Congreso habían firmado una carta junto a 400 religiosos, dirigentes laborales y de derechos humanos instando al presidente Joe Biden a apoyar la exención.

"La OMC debe promover la exención. El tiempo es esencial. Permitir el acceso temporal a las fórmulas de las vacunas significa que los países pueden fabricar sus propias dosis ahora mismo, sin esperar a las grandes empresas", tuiteó la demócrata Jan (Janice) Schakowsky.

La nueva directora de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala, prometió explorar una “tercera vía” durante su mandado que comenzó esta semana y por anticipado le pidió a Reino Unido que libere su excedente de vacunas y las comparta con los países pobres.

"Creo que si van a hacer una donación deberían hacerla ahora, porque el acceso igualitario para los países pobres beneficia a los países ricos" ya que evitaría nuevas mutaciones del virus”, declaró a la cadena BBC la primera mujer y la primera persona nacida en África al frente de la OMC.

El respaldo llegó también desde la Organización Mundial de la Salud (OMS), que acusó a "algunos países ricos" de "socavar" la iniciativa COVAX, el instrumento que impulsa una distribución más justa de vacunas, al persistir en mantener un contacto directo con los fabricantes para tener acceso a más dosis.