LA POSPANDEMIA IMPONDRÁ AJUSTES FISCALES Y CAMBIOS EN LOS LIDERAZGOS MUNDIALES EN SALUD, PRONOSTICÓ EL EXPERTO GLOBAL CRISTIAN BAEZA

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Un ajuste fiscal post pandemia, cambios en los liderazgos mundiales en salud e índices de riesgo financiero enlazados a sistemas antipandémicos, aparecen en el escenario global, aseveró Cristian Baeza, director ejecutivo del Centro Internacional de Fortalecimiento de Sistemas de Salud (ICHSS) y del Centro Global para el Desarrollo Saludable (CHD).

Experto Global en finanzas, seguros, regulación y políticas de Salud, Baeza participó del debate "El impacto de COVID en los Sistemas de Salud y Salud Global”, organizada por la Fundación Isalud, en el marco del Ciclo de Conferencias Internacionales, por su 30 aniversario.

Los países hicieron un “esfuerzo financiero enorme, durante la pandemia” señaló Baeza, con el objetivo de proporcionar una respuesta anticíclica mientras las cuarentenas cerraban industrias, congelaban proyectos de inversión, aumentaban el desempleo y socavaban las económicas hogareñas.

Esa respuesta fue mayúsculas en Estados Unidos Canadá, Australia, Japón, en algunos países europeos e incluso en América Latinadonde fue en niveles más bajos, pero también se hizo un esfuerzo muy grande”, señaló el expositor.

Canadá y Japón, por ejemplo, destinaron a medidas anticíclicas hasta el 40 por ciento adicional de sus presupuestos anuales, mientras que en Estados Unidos, Europa o Australia fue de alrededor de diez por ciento del PBI.

Ese esfuerzo financiero enorme durante la pandemia traerá un ajuste fiscal muy grande post pandemia y debemos prepararnos para ello”, vaticinó el chileno Baeza.

Baeza pronosticó que “va a haber un estancamiento a nivel de asistencia financiera global en salud y probablemente del gasto fiscal en salud, además de una concentración en una sola área de enfermedades infecciosas y pandemia, dejando de lado los sistemas en general”.

Esto traerá un ajuste fiscal post pandemia y deberemos prepararnos para ello. Es entonces esencial fortalecer las relaciones bilaterales estratégicas en salud, mejorar la capacidad de rectoría y liderazgo, para conducir a la población, y porque los agentes financieros tendrán más injerencias en las políticas de salud que lo había antes, y proteger el gasto en salud pública”, remarcó.

Es muy importante entonces, que nos preparemos para el shock financiero”, advirtió durante el debate organizado por Isalud.

“Es entonces esencial fortalecer las relaciones bilaterales estratégicas en salud, mejorar la capacidad de rectoría y liderazgo, para conducir a la población, y porque los agentes financieros tendrán más injerencias en las políticas de salud de lo que habían tenido antes y entonces hay que proteger el gasto en salud pública”, recomendó el expositor.

Baeza recordó en algún momento su pasado como director del área de Salud, Nutrición y Población del Banco Mundial, como para sostener sus pronósticos economicistas de lo que vendrá después del COVID.

“El mundo multilateral que conocemos ahora no será el del futuro”, pronosticó al mencionar “el debilitamiento del liderazgo histórico en salud global de Estados Unidos y Europa y también de la reputación de la OMS que cometió errores no menores” al comienzo de la pandemia.

Baeza estimó que la preparación de los países para enfrentar próximas pandemias “será incluido, posiblemente, como índice de riesgo financiero, por organismos internacionales como el FMI”.

El 20% de todos los países del mundo aún están en recesión económica directamente causada por el COVID y existe una alta probabilidad de que la pandemia y sus efectos se extiendan hasta el segundo cuatrimestre del 2022, así que hay que mirarla con cuidado”, subrayó.

Baeza mencionó que a medida que la pandemia se diluye en sus efectos, se percibe una recuperación del crecimiento y de la economía global, pero ese reverdecer “no va de la mano con la reducción del desempleo”, porque “hay muchos cambios estructurales en la economía que han llegado para quedarse, como por ejemplo el e-commerce y el teletrabajo, entre otros”, reseñó.

La “bonanza financiera de corto plazo” mediante subsidios públicos de la que gozaron algunos financiadores privados durante la pandemia está llegando a su fin y el efecto ya se percibe en las comunidades rurales de América Latina con el quiebre de clínicas y sanatorios privados, advirtió.

Al mismo tiempo, la demanda postergada de atención de las enfermedades crónicas no transmisibles “está pegando de forma terrible” en los sistemas de salud que recién después de 19 meses comienzan a desprenderse de la envoltura de la pandemia.

Refiriéndose particularmente al caso de Estados Unidos, Baeza resaltó: “Ha mostrado como la riqueza no es condición suficiente para tener una buena respuesta frente a la pandemia, mostrando la fragmentación de su sistema”.

“Lo que partió siendo un tema de oferta de vacunas, que continúa siendo un problema en el sur del mundo, en Estados Unidos es un tema de demanda, ya que muchas personas siguen siendo muy reticentes a la vacunación, y esto tiene una gran incidencia en las hospitalizaciones por COVID. Esto está empezando a replicarse en Europa, haciendo que el virus se mantenga en altas tasas”, resaltó.

En torno al impacto de la pandemia en los sistemas de salud, Baeza distinguió tres implicancias: el impacto en salud global, en los sistemas nacionales y en los prestadores o servicios de salud y aseguradores.

“Por otro lado, es importante destacar cómo la salud y la enfermedad se han desarrollado como un coadyuvante o un riesgo global en los sistemas económicos a nivel mundial. Esto es muy positivo, porque si existían dudas entre la vinculación entre economía y salud, el COVID la ha definido, esto va a significar que el mundo financiero y global van a mirar la preparación de los países en cuanto a sus respuestas sanitarias”, agregó.

 En relación al impacto a nivel país, distinguió tres implicancias: “La gran relevancia de los sistemas de salud en todas sus funciones, una crítica importancia del liderazgo político nacional y sectorial en la respuesta sanitaria como no lo habíamos visto nunca, y el hecho de que la salud se consolida como una oportunidad importante en el desarrollo económico”.

Como aspecto positivo que deja la pandemia, mencionó que “hubo un incremento de colaboración público-privada en la prestación, pero que no sabemos si quedará a futuro”.

“Las estimaciones de exceso de mortalidad por no COVID son enormes, ya sea por ECNT, cáncer o diabetes, por ejemplo. Por eso es importante que, quienes estamos en el sector salud, podamos esto y concentrarnos en los desafíos hacia adelante”, culminó.

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