LA OBESIDAD PODRÍA COSTARLE AL MUNDO MÁS DE 4 BILLONES DE DÓLARES EN 2035

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Un nuevo informe de la Federación Mundial de Obesidad, el único grupo mundial centrado únicamente en el seguimiento de la obesidad y socio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), prevé que los costos de la obesidad se disparen a nivel mundial, al ritmo del aumento de la prevalencia.

El informe pide a los gobiernos que tomen medidas más enérgicas como gravar las comidas rápidas cargadas de grasa y azúcar, así como imponer límites más estrictos a la comercialización de comida chatarra, especialmente para los niños.

Más de la mitad de la población mundial tendrá sobrepeso u obesidad para 2035, proyectó el informe, mientras que el impacto económico de un índice de masa muscular (IMC) alto podría llegar a 4,32 billones anuales, si continúan las tendencias actuales y se mantiene la inercia política en torno a la enfermedad.

Eso equivale a aproximadamente el 3 por ciento del PIB mundial, casi tanto como crece la economía en un año o el mismo impacto que la pandemia de covid-19 en 2020, dijeron los autores del informe. También es un aumento de 1,96 billones, o el 2,4 por ciento del PIB mundial, en 2020.

El informe proyecta que el impacto económico total de la obesidad se cuadruplicará para 2060 en los países de altos ingresos y de 12 a 25 veces en los entornos de bajos recursos.

Los costos son alucinantes y una muy buena razón para argumentar que los recursos asignados a una estrategia integral contra la obesidad son inversiones y no costos”, afirmó Johanna Ralston, directora ejecutiva de la Federación Mundial al sitio especializado STAT.

“De hecho, habrá enormes ahorros de costos con el tiempo, además de mejorar la vida de las personas al evitar las complicaciones y la mortalidad prematura asociadas con la obesidad misma”, agregó.

El informe precisa que ningún país ha visto una disminución en la prevalencia de la obesidad desde 1975. Eso incluye las tasas de obesidad infantil, dijo Louise Baur, profesora y pediatra de la Universidad de Sydney, y presidenta de la Federación Mundial.

“Esto significa que ahora más adolescentes ingresan a la edad adulta con factores de riesgo establecidos para enfermedades crónicas: es más probable que desarrollen diabetes tipo 2 o tengan factores de riesgo de enfermedades cardíacas o problemas ortopédicos, apnea del sueño o enfermedad del hígado graso”. Un grupo más grande de personas que viven más tiempo con enfermedades crónicas relacionadas con la obesidad es parte de lo que está impulsando los costos directos e indirectos de la obesidad, que es lo que estimó el informe, llamado World Obesity Atlas.

Las cifras del Atlas tienen en cuenta los costos de atención médica atribuibles a la obesidad del tratamiento de 28 enfermedades relacionadas con la obesidad, incluida la diabetes tipo 2 y varias formas de cáncer, además de la pérdida de productividad económica causada tanto por la incapacidad para trabajar como por la disminución del rendimiento en el trabajo, así como la muerte prematura.

Pero las proyecciones de costos para los 161 países incluidos en el informe, aunque enormes, pueden estar subestimadas, dijeron al sitio especializado STAT investigadores que no participaron en el Atlas.

Por ejemplo, "Ignoran todo el tema de la discapacidad a largo plazo en sus cálculos económicos", uno de los principales impulsores de los costos relacionados con la obesidad, analizó Barry Popkin, profesor de nutrición en la Escuela de Salud Pública Global UNC Gillings de la Universidad de North carolina.

Algunas estimaciones del impacto económico de la obesidad en países específicos, incluidos Estados Unidos han sido mayores que las del Atlas.

Un estudio reciente del Instituto Milken calculó el costo anual total de las enfermedades crónicas causadas por la obesidad y el exceso de peso en 1,72 billones solo en Estados Unidos en 2016, apenas por debajo de la estimación de costos mundial del Atlas para 2020, y equivalente al 9,3 por ciento del PIB nacional.

Otro informe mundial sobre la obesidad, de la OCDE, incluyó una estimación más modesta para Estados Unidos (pérdida del 4,4 % del PIB), más cercana pero aún más alta que la estimación para EE. UU del Atlas del 3,5 % para 2020.

Dado que Atlas reúne datos globales, los investigadores se limitaron a las métricas que están disponibles en los 161 países, explicó la analista de políticas de salud Adeyemi Okunogbe, autora del informe con sede en el grupo de expertos en salud global RTI International.

Muchos países de bajos recursos no tienen datos sobre discapacidad, desempleo o jubilación anticipada relacionados con la obesidad, por ejemplo, lo que puede haber reducido la carga económica proyectada.

Otra posible limitación es que el Atlas agrupa el impacto del sobrepeso y la obesidad según el IMC, ya que así es como se recopilaron los datos globales que utilizaron los investigadores. El exceso de peso no siempre se correlaciona con la mala salud, dijo William Dietz, director del Centro Global Sumner M. Redstone para la Prevención y el Bienestar de la Universidad George Washington, y podría haber sido más preciso considerar solo la obesidad.

Popkin argumentó que el enfoque, sin embargo, puede ser apropiado. “Para gran parte del mundo, el insulto biológico en términos de mayor riesgo o probabilidad de diabetes e hipertensión comienza antes de un IMC de 25, mientras que para los caucásicos comienza más tarde, alrededor de 29-30”, dijo.

El umbral para la obesidad clínica comienza en un IMC de 30. Si bien es una herramienta de diagnóstico imperfecta, el IMC es útil para estimar el sobrepeso y la obesidad en las poblaciones, agregó Popkin.

Los autores del informe tampoco se sumergieron en los costos potenciales y los ahorros de costos de la nueva clase de medicamentos para la diabetes y la obesidad basados ​​en GLP1, como Ozempic y Wegovy.

Si bien se consideran altamente efectivos, los medicamentos pueden tener un precio de más de 1,000 dólares por mes para los pacientes que los usan para perder peso, ya que muchas compañías de seguros aún no los cubren para ese propósito.

Los medicamentos también pueden reducir los riesgos y costos a largo plazo de la obesidad y sus enfermedades asociadas, como la diabetes tipo 2.

Los planes de salud son muy reacios a aprobar el uso de estos medicamentos porque piensan que están abriendo una caja de Pandora”, dijo Dietz, algo que atribuye al sesgo de que la obesidad es una “enfermedad autoinducida”.

En relación con este comentario, “el informe no captura el costo económico del estigma del peso y su impacto muy real en el sustento de las personas que viven con obesidad, una sanción que es especialmente dura para las mujeres”, advirtió la periodista especializada Julia Belluz, en STAT.

Según un análisis de The Economist, una investigación en EE.UU, Canadá, Gran Bretaña y Dinamarca mostró que las mujeres con sobrepeso tienden a tener salarios más bajos, mientras que las mujeres con obesidad reciben un impacto del 10 por ciento en sus ingresos.

“Ese es un costo tremendo que probablemente no se refleje en ninguno de los costos médicos directos”, dijo Dietz. “Y puede contribuir a los costos médicos, porque entre las personas más sesgadas y estigmatizantes en la vida de una persona con obesidad se encuentran los médicos”.

“Cualquiera que sea el costo económico preciso de la obesidad, una cosa es segura: la carga está creciendo y no se distribuirá uniformemente en todo el mundo”, escribió Julia Belluz, quien actualmente está trabajando en un libro sobre nutrición, metabolismo y obesidad.

“Los mayores aumentos de costos se proyectan para los países de ingresos bajos y medianos, donde las tasas de obesidad están creciendo más rápidamente. Se proyecta que el impacto económico total de la obesidad se cuadruplicará para 2060 en los países de altos ingresos y de 12 a 25 veces en los entornos de bajos recursos.

“Esta urgencia no se refleja actualmente en la política de obesidad”, lamentó Johanna Ralston. “Un tratado global sería fantástico, pero no ha habido una voluntad política concertada detrás de eso”.

“Quizás a medida que el impacto de la enfermedad en la salud y la riqueza se vuelva más visible, esa urgencia llegará”, vislumbró la directora Ejecutiva de la Federación Mundial.

“Me gustaría pensar que estaremos preparados para ello a medida que crezca el impulso. Las políticas no suelen cambiar hasta que hay una amenaza existencial”, completó.

La obesidad infantil y adolescente aumenta más bruscamente que en otros grupos de edad

La obesidad está creciendo más rápido entre los niños y adolescentes, con aproximadamente el 10% de los niños de 5 a 19 años con sobrepeso u obesidad en la actualidad.

Alrededor del 10% de los niños y el 8% de las niñas de 5 a 19 años eran obesos en 2020, estima el informe. Esas proporciones podrían duplicarse o más para 2035.

Tendencias de obesidad entre niños y niñas de 5 a 19 años.

"Un aumento en la prevalencia de la obesidad, que parece haber ocurrido especialmente entre los niños, puede resultar difícil de revertir, y sugiere que un efecto secundario de la gestión de la pandemia de COVID-19 es un empeoramiento de la epidemia de obesidad", advierte el informe.

Los países de ingresos bajos y medios también se encuentran entre los que tienen las tasas de obesidad de más rápido aumento, según el informe.

Destacó a Níger, Papúa Nueva Guinea, Somalia, Nigeria y la República Centroafricana como países que se encuentran entre los menos preparados para hacer frente a la creciente carga de enfermedades no transmisibles que suelen acompañar a la obesidad, incluidos el cáncer, las enfermedades cardíacas y la hipertensión.

Por el contrario, los países más ricos, particularmente en Europa, pueden ser los mejor preparados para contrarrestar las tendencias de la obesidad, debido a las políticas de precios de los alimentos que hacen que los alimentos saludables y frescos sean más accesibles y asequibles, así como al diseño ambiental urbano que fomenta la actividad física como parte de la vida diaria.

El informe pide a los gobiernos que tomen medidas más enérgicas en ámbitos como gravar las comidas rápidas cargadas de grasa y azúcar, así como imponer límites más estrictos a la comercialización de comida chatarra, especialmente para los niños.

En la reunión del Consejo Ejecutivo de la OMS del mes pasado se examinó un conjunto actualizado de recomendaciones a los países para luchar contra las enfermedades no transmisibles. Esas "mejores compras" incluyen impuestos más estrictos y más advertencias en la parte frontal de la etiqueta para alimentos poco saludables y bebidas azucaradas.

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