ARGENTINA SIGUE EN EMERGENCIA SANITARIA
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Argentina es un país en emergencia sanitaria. Sin cólera, sin gripe A, sin dengue. Simplemente sigue encuadrado en un estado de emergencia que se declaró en los días calientes de enero de 2002 y se ha extendido hasta nuestros días, por las facilidades - es decir las “manos libres”- que otorga para mover partidas presupuestarias y realizar licitaciones directas.
El gobierno argentino solicitó al Congreso Nacional que prorrogue hasta el 31 de diciembre de 2015 –finalizado el mandato presidencial de Cristina Fernández de Kirchner- la “Emergencia Económica” que incluye, en uno de sus artículos, también la Emergencia Sanitaria.
Desde el 15 de enero de 2002 cuando fue promulgada la Emergencia Económica y Sanitaria por el presidente provisional Eduardo Duhalde y hasta nuestros días, esa facultad que deja en manos del gobierno la administración de las partidas, fue prorrogada sistemáticamente por el Congreso.
Una vez más, el gobierno pidió la prórroga de la emergencia pese a que “nuestra economía continúe transitando un sendero de crecimiento”, tal como señala el proyecto de Ley enviado el 11 de septiembre pasado, con la firma del ministro de Economía Hernán Lorenzino y el Jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina.
En realidad, la Emergencia Sanitaria se aplicó una sola vez con el gobierno de Cristina Fernández. Fue en julio de 2009, cuando asumió el ministro de Salud Juan Manzur y la pandemia de Gripe A amenazaba al país.
En esos días, varios medios de comunicación reclamaron con insistencia que se declarara la Emergencia Sanitaria que en los papeles ya estaba promulgada desde enero de 2002 y prorrogada en 2008. Gritos en el vacío e innecesarios, por falta de información.
En el Ministerio de Salud admitieron a Pharmabaires que es “un tema que se decide en el Ministerio de Economía para tener las manos libres para mover las partidas” y que se ha convertido en una “rutina” que habitualmente ni es consultada con los demás ministerios.
“En los últimos tiempos del ministro Ginés González García hubo un debate, porque Ginés sostenía que habíamos salido del incendio y que se habían adoptado tantas medidas en materia de salud que hablar de emergencia hacía ruido”, reconocen en el Ministerio de Salud.
El caso de Manzur es diferente. “Esta con la cabeza en otra parte”, reconocen sobre el actual ministro que encabeza la lista de diputados nacionales por el kirchnerismo tucumano y que podría dejar el cargo en diciembre venidero para ocupar su banca de legislador.
Las políticas en materia de salud han comenzado a transitar por una conducción bicéfala, admiten. El titular del PAMI, Luciano Di Cesare, y la ultrakirchnerista Liliana Korenfeld, a cargo de la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS) están forjando una alianza en las decisiones cotidianas sobre medicamentos y obras sociales, que dejó afuera a Manzur, quien a su vez se ocupa de la “salud” de los argentinos en materia de vacunas y campañas de prevención. Pero ajeno a la “política” que trazan los otros dos funcionarios.
El destino de Manzur, en todo caso, tendrá como destino una banca de diputados y la intención de acceder a la gobernación de Tucumán en 2015, si el actual mandatario José Alperovich no consigue algún artilugio para ir por una nueva reelección.
En cambio para el ex ministro Ginés González García, que se ha convertido “en mala palabra” en el Ministerio y en el gobierno, se aproxima el desenlace de su cargo como embajador en Chile, debido a su aproximación a Sergio Massa.
“Gines tiene que renunciar ya”, sostienen en los despachos oficiales, luego de que su entorno político y familiar en San Nicolás se encolumnó públicamente con Massa.
El ex ministro y actual embajador ya había desatado la ira de la presidenta cuando dijo que “en el peronismo algo se está moviendo”. Y que su sobrino y secretario político fuese el anfitrión del encuentro de Massa con Carlos Reutemann y los dirigentes ruralistas, ha sido el episodio desbordante. Es cuestión de tiempo, que renuncie o le pidan la renuncia, aseguran en el gobierno.