DEL TRONO A LA TURBULENCIA: NOVO NORDISK CON DESPIDOS MASIVOS, CAÍDA BURSÁTIL Y FEROZ COMPETENCIA EN EL MERCADO DE LA OBESIDAD
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Hace apenas dos años, la farmacéutica danesa Novo Nordisk era la joya más brillante del mercado europeo. Impulsada por el éxito arrollador de sus inyecciones para bajar de peso, Ozempic y Wegovy, la empresa superó incluso al gigante del lujo LVMH, coronándose como la compañía más valiosa del continente.
Hoy, esa corona pesa más que nunca.
Con una caída del 60% en el valor de sus acciones en los últimos 12 meses, la empresa anunció este miércoles un duro ajuste: despedirá a 9.000 empleados —el 11% de su plantilla global—, en lo que representa el primer gran movimiento de su nuevo CEO, Mike Doustdar. El ejecutivo, que asumió el mando en medio de una tormenta de competencia y presión financiera, describió la reestructuración como una respuesta inevitable ante un mercado “más competitivo y orientado al consumidor”.
“Debemos evolucionar junto con el mercado”, afirmó Doustdar en un comunicado interno.
Del boom a la competencia feroz
Durante un tiempo, Novo Nordisk fue la única en el juego. Ozempic y Wegovy se convirtieron en sinónimo de pérdida de peso farmacológica, desatando una revolución médica y cultural. Sin embargo, la entrada de nuevos jugadores particular, la estadounidense Eli Lilly con sus inyecciones Mounjaro y Zepbound— cambió las reglas.
Los ensayos clínicos más recientes indican que estos nuevos fármacos no solo igualan la eficacia de los productos de Novo, sino que podrían superarlos. Para peor, Eli Lilly ha adoptado una estrategia de marketing agresiva y directa al consumidor, vendiendo versiones más económicas a través de su propia plataforma online, LillyDirect.
Y mientras Lilly apuesta por la producción externalizada y escalable, Novo Nordisk se quedó anclada a un modelo más lento: la producción interna a base de cultivos de levadura. El resultado fue un cuello de botella que limitó su capacidad de respuesta ante una demanda global explosiva.
Una guerra que se libra en EE. UU.
Estados Unidos se ha convertido en el campo de batalla decisivo para las farmacéuticas que buscan liderar el mercado de la obesidad, uno de los más lucrativos y en crecimiento del mundo. La demanda se disparó tras la pandemia, en un contexto en el que el sobrepeso fue un factor de riesgo letal.
En ese escenario, las palabras del expresidente Donald Trump no pasaron desapercibidas. En mayo, el republicano respaldó públicamente al CEO de Eli Lilly, Dave Ricks, a quien calificó como un “gran caballero” por sus inversiones industriales en EE.UU., y aseguró que su empresa no enfrentaría aranceles gracias a esas iniciativas.
Novo Nordisk, en contraste, ha tenido que recurrir a la vía judicial: presentó más de 100 demandas en diversos estados para frenar la copia de sus inyecciones, aunque los analistas dudan de que estas acciones legales logren cambiar la marea.
Recortes, presión y el futuro en juego
El recorte de empleos forma parte de un plan más amplio para ahorrar 1.300 millones de dólares de aquí a 2026. Ese dinero, según la empresa, será reinvertido en investigación y comercialización de nuevos medicamentos. Pero no será fácil: la farmacéutica también ha sufrido contratiempos en el desarrollo de nuevos tratamientos, como su esperada pastilla contra la obesidad o la inyección de nueva generación, CagriSema, cuyas pruebas no cumplieron las expectativas del mercado.
Otro frente inesperado: la falsificación. La popularidad de Ozempic lo ha convertido en un objetivo para el mercado negro. La situación escaló tanto que la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió una alerta por la circulación de versiones falsificadas del medicamento.
¿La última carta? Reposicionar el producto
En medio del vendaval, Novo Nordisk busca transformar a Wegovy en algo más que una solución estética. La empresa promueve su aprobación como medicamento preventivo para infartos y accidentes cerebrovasculares. Si la estrategia funciona, podría abrir una nueva puerta en el ámbito clínico y justificar su precio ante los sistemas de salud.
Novo Nordisk ha sido durante décadas un emblema de la cultura corporativa escandinava: jornadas laborales razonables, vacaciones generosas y un fuerte enfoque en el bienestar de sus empleados. Hoy, esa identidad enfrenta su mayor desafío.
Lo que está en juego no es solo el futuro de una empresa que hace poco parecía imbatible, sino también el modelo de negocio de toda una industria que prometió adelgazar el cuerpo... pero ahora lucha por no perder la cabeza.
Fuente: BBC Mundo