EL MERCOSUR ABRE UN CAPÍTULO HISTÓRICO CON UN PROYECTO DE INTEGRACIÓN FARMACÉUTICA REGIONAL

El Mercosur dio un paso decisivo hacia una integración productiva inédita con la presentación del Proyecto de Integración Farmacéutica Regional, una iniciativa impulsada por el Grupo FarmaBrasil con el acompañamiento técnico y político de CILFA (Argentina), CIFARMA (Paraguay) y ALN (Uruguay), todas bajo el paraguas institucional de ALIFAR. El lanzamiento se enmarca en la Presidencia Pro Tempore de Brasil en 2025, a pedido del Ministerio de Salud de ese país, y apunta a construir una capacidad regional capaz de producir biosimilares, vacunas e IFAs, reduciendo la dependencia estructural de importaciones y elevando el peso del bloque en el mercado global.

El diagnóstico presentado es contundente: pese a que el mercado latinoamericano de medicamentos supera los 93.100 millones de USD, la región mantiene un déficit comercial creciente en productos farmacéuticos y una inserción exportadora baja, mientras India y China dominan la provisión global de IFAs. Las capacidades tecnológicas y regulatorias existen, pero se encuentran dispersas. De allí surge la apuesta por una plataforma integrada que aproveche fortalezas complementarias: Argentina con liderazgo en biosimilares y ensayos clínicos; Brasil con la escala industrial y centros como Fiocruz y Butantan; Paraguay con nuevas plantas competitivas; y Uruguay con alta solidez regulatoria.

El proyecto propone construir una capacidad común orientada a producir IFAs, vacunas y biosimilares, instalar una red regional de ensayos clínicos, avanzar hacia una convergencia regulatoria entre agencias nacionales como ANVISA, ANMAT, DINAVISA y el MSP, y movilizar financiamiento coordinado desde BNDES, FOCEM, Fonplata y el BID. Para ello se plantean medidas concretas: un consorcio regional de laboratorios, una cartera común de medicamentos estratégicos, compras públicas integradas, incentivos fiscales, cooperación tecnológica, programas de formación avanzada y una estrategia conjunta de acceso a innovación.

El encuentro tuvo además un fuerte respaldo político. El ministro brasileño Alexandre Padilha formalizó el apoyo de su país firmando una carta que será elevada al presidente Luiz Inácio Lula da Silva durante la próxima Cumbre del Mercosur. La OPS, representada por su director Dr. Jarbas Barbosa, destacó la relevancia de reducir la dependencia de cadenas externas y remarcó la urgencia de avanzar hacia una autonomía sanitaria real.

Uno de los puntos más discutidos fue la cadena de valor biológica, que según la OPS/OMS requiere inversiones de cientos de millones de dólares y una especialización inteligente para evitar duplicaciones. El documento identifica oportunidades inmediatas en vacunas COVID (adenovirus, ARNm e inactivadas), insulinas —un mercado regional cercano a 1.000 millones de USD—, hemoderivados mediante alianzas Brasil–Argentina y anticuerpos monoclonales como el tocilizumab, con desarrollos ya iniciados en Fiocruz.

Para Argentina, la propuesta podría significar un impulso estratégico: consolidar su posición en biosimilares, ampliar su capacidad de ensayos clínicos multicéntricos, atraer inversiones y participar como proveedor clave en la futura red regional de IFAs y vacunas. En un contexto de alta dependencia global, integrarse a una estrategia común del Mercosur le permitiría al país mejorar su balanza tecnológica y fortalecer su industria con socios estables y una demanda ampliada.

El documento final advierte que el desafío no es menor: se requiere coordinación política sostenida, gobernanza regional clara, armonización regulatoria, financiamiento previsible y un listado preciso de tecnologías prioritarias. Pero también posiciona a  ALIFAR  como el núcleo articulador capaz de convertir esta voluntad política en un modelo productivo duradero.

La iniciativa abre un escenario inédito para el bloque. Si los países logran sostener la cooperación técnica y financiera, el Mercosur podría escribir un nuevo capítulo regional: uno en el que la integración farmacéutica deje de ser una aspiración y se convierta en una política industrial y sanitaria común, con impacto directo en la autonomía, la competitividad y el futuro de la salud en Latinoamérica.